En casa mi madre siempre ha hecho torrijas con vino y miel, y unas pocas de leche y azúcar, que son las únicas que me gustan. Este año me hacía ilusión hacerlas yo misma, y a mi madre le he ahorrado algo de trabajo, que siempre viene bien. Aunque esté mal que yo lo diga, me han quedado buenísimas. Crujientes por fuera y esponjosas por dentro. Una delicia..
Ingredientes..
- 1 pan de torrijas (marca hacendado, vienen 12 rebanadas)
- 500ml de leche
- 1 rama de canela
- ralladura de medio limón
- 2 cucharadas de azúcar
- 3 huevos
- aceite de oliva para freir
- azúcar y canela para rebozar
Preparación..
Recomiendo tener todo preparado antes de comenzar a freír las torrijas, para hacer el trabajo más sencillo. Como no tengo una gran cocina, y mi encimera es minúscula, me ayudé de una mesita "auxiliar"...
En un cazo se infusiona la leche con la ralladura de limón, el azúcar y la rama de canela. Se deja durante unos 10 minutos a fuego medio, sin que llegue a hervir, removiendo para que no se pegue. Se retira del fuego y se reserva hasta que temple. Cuando la leche esté fría, o al menos tibia, se van empapando las rebanadas de pan y se ponen en una rejilla a que escurra el excedente.
Se pasan las rebanadas por el huevo batido y se fríen en el aceite bien caliente. Mejor una sartén amplia y profunda, para que no se peguen al fondo. Consejo de mi madre para que no se doblen las torrijas, tras colocar la tanda de panes en la sartén, darles la vuelta inmediatamente. Cuando estén doradas por ambos lados se pasan a un recipiente con papel absorbente, para retirar el aceite sobrante.
En cuanto podamos cogerlas sin quemarnos, las pasamos por ambas caras por el azúcar y la canela. Yo utilizo una medida de 4 cucharadas de azúcar por una de canela, aunque se puede modificar al gusto de cada uno.
Nota. Consejo de mi padre, la próxima vez pruebo con azúcar moreno, seguro que están incluso más buenas..
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